Siguiendo el concepto materialista del post anterior, me abocaré en un tema de vital importancia cuando de parar la olla se trata, el como darle un valor monetario a ese “mono” que hacemos con tanto cariño para el cliente. Sin duda existen muchas maneras de hacer esta tarea, como siempre en diseño sucede ¿no?, y según mi humilde opinión ese es el bendito problema, tenemos tantas posibilidades que no sabemos cual usar, o cual rechazar, y es por esto que nos nublamos y retorcemos con nuestras almohadas para calcular cuanto valen nuestros “monos”, después de conversarlo con la virgen, saludar a un par de santos, y prenderle una velita al pulento, nos dirigimos al cliente con nuestra humilde cotización, y sin alzar la vista nos retiramos para no incomodar su lectura, y comienza nuestro paso por las estaciones del via diseñus, tal como cristo sufrimos los latigazos del pensamiento, – ¿y si hay una persona que cobre menos? –, resistimos las caídas en las piedras, – no, no me va ha llamar –, y nos viene el eterno arrepentimiento. – nunca debería haber estudiado diseño, tendría que haber sido abogado, cago a alguien ¡y listo mí mercedes!, o medico, un par de viseras afuera y lista la casa en la playa – pero después de eso nos llaman y nos dicen que aceptan la propuesta pero con una considerable rebaja, si de todos modos sólo son un par de “monos” no más.
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Pero amigos míos existe una esperanza, siempre hay luz después de cruzar el túnel, siempre habrá una mano amiga para guiar nuestro sendero, sólo hay que encontrarla. Pero mientras tanto sigan mi consejo, cobren lo que sus “monos” valen no menos ni más. – oye pero eso no dice nada ¡farsante! – eso es lo que piensan, pero esto mismo fue lo que me dijeron cuando pregunte a alguien cuanto cobrar por una página Web, créanlo o no, quizás no exista manera de cuantificar nuestro trabajo como diseñadores, pero una cosa esta clara, y es que debemos aprender a como cobrar nuestro trabajo o seguiremos comiendo pan y cebolla, al cazarnos con esta profesión asumimos el compromiso de luchar cada día contra los que llaman a nuestro trabajo “hacer monos”, – “pero si ustedes hacen monos todo el día” – esos mismos bribones son los que nunca han aprendido a usar un lápiz o un pincel, y jamás lo harán, saben ¿por qué?, porque hay que tener algo especial para ser diseñador o simplemente estar loco.